4 de marzo de 2009

Un simple plátano

Esta carta que les publico hoy ha sido premiada como “la carta de la semana” por la revista XLSemanal


Un simple plátano


Después de 11 años trabajando como médico en uno de los países que hemos bautizado como “Tercer Mundo” debí volver a mi casa por asuntos personales. En una cena familiar, un pariente cercano me preguntó que para que había estudiado Medicina si estaba malviviendo en una zona perdida de la selva. Sin siquiera darme tiempo a responder, justificaba socarronamente su duda afirmando que, para vivir así, mejor me hubiera hecho misionera y no habría tenido que ¿malgastar? los mejores años de mi juventud estudiando. Lo realmente curioso es que casi todos los allí presentes le daban la razón haciéndome sentir un animal raro. Quizá yo pensaría como ellos si me faltase la experiencia de estos años: muchos pacientes han llegado a ofrecerme un plátano como agradecimiento por haber ayudado en un parto o haber aliviado un dolor innecesario de una enfermedad incurable. Un simple plátano, que miseria para nuestros estómagos saciados ¿verdad? Lo que muchos no saben es que dos plátanos son la cena – incluso la comida de un día completo- de un matrimonio con tres niños. Sin embargo en una acción de máxima gratitud (eso que a los occidentales nos falta) han reconocido mi modesto trabajo compartiendo conmigo lo máximo que tienen ¿Puede un profesional sentir mayor satisfacción?

Dulcina Fonseca García

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